8 de octubre de 2016

Vacaciones en Roma: Cinecittá y museos capitolinos

Hola de nuevo!

Conozco a muchas personas que viajan a algún lugar y que cuando vuelven a casa se dan cuenta de todas las cosas que no han visto. No quiero que algunos de los lugares que yo visité se queden en el olvido para los que leéis esto y planeáis vuestro viaje.

La cinecittà es una visita obligada si estáis en la ciudad eterna y sois amantes del cine. No se trata solo de un museo sobre cine sino que además alberga uno de los estudios de cine más importantes del mundo. Está situado en las afueras de la ciudad, pero es fácil llegar con el metro que va en dirección Anagnina y que tiene una parada con el propio nombre de los estudios.


La cinecittà nació en la década de los 30, durante el mandato de Mussolini, con la clara intención de competir con la industria del cine americano (Hollywood). Los grandes del cine italiano como Rosellini, Fellini o Luchino Visconti pasaron por sus estudios y fue aquí donde se han rodado más de 3000 películas.
Fue saqueada por los nazis y tras la guerra los americanos invirtieron su capital en esta, rodando películas tan importantes como "Ben Hur" o "Quo vadis", ambientadas en el imperio romano. Se han rodado también películas ambientadas en el oeste, como por ejemplo "la muerte tenía un precio" y otras más actuales como "Gangs of New York" y "La Pasión de Cristo". Sigue en activo, ya que cuando fuimos nosotros estaban rodando la película de "Everest" que vio la luz en nuestros cines el año pasado.



Vale mucho la pena la visita, sobre todo a los exteriores, que es donde se encuentran todos los decorados de cartón piedra y puedes caminar entre las calles del foro romano o pasar frente a la cárcel de New York.


La entrada al museo son 10€, pero os recomiendo mucho la entrada conjunta de museo+visita guiada, que se hace en italiano o en inglés y sólo de esta manera se accede a los escenarios de exterior. su precio sería de 20 €. El horario de apertura es de miércoles a lunes (cerrado los martes) desde las 9:30 hasta las 19:30 ( la taquilla cierra dos horas antes).

Una vez terminamos la visita volvimos a la ciudad y dado que teníamos viajes ilimitados en metro, fuimos haciendo algunas paradas.

La iglesia de San Giovanni Laterano fue una de ellas y es realmente grandiosa, una de las más importantes de la ciudad, construída para celebrar el triunfo del cristianismo sobre las religiones politeístas, en el siglo III d.C. En su interior podemos contemplar las enormes esculturas de marmol de los doce apóstoles a ambos lados del pasillo central.

La fachada de esta iglesia, que es la catedral de Roma, no es menos sorprendente,


Después está la Basílica de San Paolo fuori le mura (Pablo de Extramuros), la segunda más grande después de la de San Pedro en el Vaticano. Construída sobre el cementerio donde se cree que fue enterrado en apóstol San Pablo.


Otra parada con cierto interés seria la de los jardines de la piazza Vittorio Emanuele II, donde se encuentra la puerta mágica que contiene, en teoría, la fórmula secreta de la piedra filosofal y que cubrirá de riquezas a quien la descifre.


Comimos de nuevo en la via Cavour, cerca del hotel, esta vez en una terraza, con su mantelito de cuadros rojos y rodeados de una fila inmensa de motocicletas. Lasagna y Tiramisú.

La tarde la dedicamos a los museos capitolinos, que están junto al foto romano en la plaza del Campidoglio, donde podemos encontrar en medio la famosa escultua de marco Aurelio sobre su caballo.

Los museos capitolinos, considerados los más antiguos del mundo, se encuentran alojados en dos edificios en plena colina capitolina, de ahí su nombre, y en su interior albergan esculturas tan famosas  como la lupa capitolina, símbolo de Roma por ser la loba que amamantó a los fundadores de la ciudad: Rómulo y Remo, el espinario o la cabeza de medusa. Tienen una superficie de 12 km cuadrados, por lo que recorrerlos completamente y con calma os llevara un poco más de dos horas.
Abren de martes a domingo desde las 9:00 hasta las 20:00 y el precio de la entrada ronda los 15€


Era nuestra última noche en Roma, y todo se nos hacía más triste, mirábamos cada lugar como si fuese la última vez que nuestros ojos fueran a ver tanta historia y belleza juntas. Recorrimos agotados cada plaza y cada calle por última vez, hasta llegar a un lugar cerca del hotel, un restaurante especial llamado "gallo matto"para celebrar nuestro viaje. Nos encantó el ambiente, 100% estilo italiano!


Cenamos unas pizzas y nos ofrecieron como entrante un calabacín a la plancha con especias, muy muy rico. Fue una auténtica experiencia, un final con broche de oro!

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