8 de octubre de 2016

Vacaciones en Roma: Llegada a la ciudad

Hola a todos!! Hace ya casi tres años que viajé por segunda vez a Roma. Y casi tres años después, cierro los ojos y aún puedo sentirme paseando entre las calles de la ciudad eterna. Fue un viaje increíble y por eso empiezo este nuevo proyecto hablando de mi experiencia en Roma.

Llegamos al aeropuerto de Fiumicino a eso de las 5 de la tarde, después de 1 hora y 45 minutos de vuelo desde Barcelona. Roma dispone de otro aeropuerto: Ciampino, que está situado al sur de Roma, más cercano que el anterior, pero más pequeño y antiguo por lo que existen menos conexiones y horarios de vuelo.


El aeropuerto de Fiumicino (FCO), también conocido como Leonardo Davinci, es el aeropuerto internacional más grande de Italia. En su interior tiene todo tipo de servicios para hacer  nuestro viaje lo más cómodo y agradable posible. Dispone de un puesto de información turística donde amablemente os informarán de todo lo que necesitéis e incluso podéis comprar ahí la tarjeta RomaPass, de la que os hablaré en la siguiente entrada.

La mejor forma de llegar a la ciudad desde el aeropuerto es en tren. La terminal de trenes está justo debajo del aeropuerto y existe un tren directo que tarda más o menos media hora en llegar a la estación de Termini, sin efectuar ninguna parada: El Leonardo express. El billete cuesta 14€ y se puede comprar en las máquinas expendedoras de forma muy sencilla.



Antes de subir al tren, tenemos que validar nuestro billete, pasándolo por un aparato que se encuentra justo antes de acceder al tren, sino recuerdo mal son unas cabinas amarillas en las que introduciremos nuestro ticket. Es muy importante este paso, ya que según explican, sino validas tu billete es como si no lo llevaras encima y pueden multarte por ello..

Una vez se llega a Termini, la estación de tren y metro principal de Roma, debemos tener mucho cuidado con nuestras pertenencias y escapar de los bullicios de gente que es precisamente en momentos así donde más robos se producen. Nosotros creíamos que no sería para tanto la cosa, pero la verdad es que los hurtos allí son algo exagerado!

Lo primero que hicimos al salir fue localizar la calle Cavour, que es una de las principales de la zona, y en la que se encontraba nuestro hotel. Estaba atardeciendo pero no hacía frío, así que el paseo hacia el hotel fue de lo más agradable.

Según bajábamos la calle a nuestra izquierda estaba la basílica de Santa Maria Maggiore y poco más abajo, a la derecha nuestro hotel "Borromeo".


Después de mucho buscar hoteles, nos decidimos por este, aparte de por el precio ,45€ la noche, con desayuno incluído y conexión wifi gratuita si reservabas desde la página oficial del hotel, por la situación ya que estaba a un tiro de piedra del coliseo, el foro romano, Vittorio Emanuele y el Campidoglio y también cerca de la estación de metro para desplazarnos a lugares más lejanos.

No buscábamos un hotel de grandes lujos, sólo una habitación limpia y cómoda para dormir y en la que pudiéramos dejar nuestras cosas sin preocuparnos durante todo el día. En las opiniones no hablaban muy bien de el hotel, refiriéndose sobre todo al tamaño de la habitación, había quejas de que eran muy pequeñas y viejas. Nosotros estábamos encantados! Es verdad que era un  edificio viejo, pero creo que eso le da un encanto especial a un viaje en el que vas a conocer una ciudad llena de historia. Nos recibieron estupendamente, nos ofrecieron un zumo nada más llegar y nos entregaron un mapa de la ciudad explicándonos todo lo que necesitábamos saber, nos aconsejaron que zonas eran las mejores para cenar y todo el trato fue increíble.


Subimos a nuestra habitación en el último piso en un ascensor estrechito pero encantador, todo nos parecía encantador!! Como en una película de Audrey Hepburn, todos esos pequeños detalles que hacían de nuestra estancia algo mágico y maravilloso! La guinda del pastel la descubrimos cuando nos enseñaron la habitación, es verdad, era pequeña, pero tenia su cama, su televisor, su nevera, su armario, sus mesitas, todo lo necesario!! En el baño teníamos nuestras toallas, jabones... y lo mejor, que no contábamos con ello, el botones nos enseñó nuestra terraza privada!! Flipamos en colores!! Una terraza para nosotros solos!! Con su mesita, sus sillas, su tumbona.... Con vistas a la calle principal, y siempre que volvíamos al hotel durante nuestra estancia, nos íbamos a la terracita a descansar y a comentar las impresiones del día.

Esa noche salimos a dar nuestro primer paseo, por la ruta que nos habían recomendado en el hotel. Salimos del hotel y calle arriba giramos a la izquierda en el cruce de Santa Maria Maggiore, por esa calle, siguiendo todo recto llegamos a la piazza de S.Carlo alle quattro fontane, un cruce de dos vías principales que alberga una fuente en cada una de las esquinas del cruce, dos de ellas masculinas que simbolizan a Roma y el río Tíber, frente a Florencia y el río Arno, y las otras dos representan a las diosas Diana (lealtad) y Juno (fortaleza). 

Llegamos a la piazza de Barberini, una amplia plaza con dos fuentes de Bernini preciosas, sobre todo de noche. La más cercana representa a Tritón, elevado por cuatro delfines y echando gua a través de una caracola. La segunda fuente es más discreta y está representada por uno de los símbolos de la familia de Bernini, las abejas y sus colmenas. En esta plaza existe una estación de metro, que conecta con Termini y Spagna.


Desde ahí siguiendo por la vía quattro fontane llegamos a Trinitá dei monte, a lo alto de las escaleras de la Piazza di Spagna, con unas vistas preciosas de la ciudad de noche.

Bajando la escalinata está la fontana de la barcaccia, de Bernini, que representa una barca a medio hundir decorada con símbolos de la familia como los soles, las colmenas y las abejas, inspirada en una crecida del río Tíber que trajo hasta esta plaza una barca.



Desde ahí llegamos a la via del Corso, atravesando una de las calles peatonales y comerciales, la via Condotti. Desde la via del Corso  fue muy fácil llegar a la fontana de Trevi, Girando en la via del Muratte, en dirección al McDonalds al final de todo se encuentra la grandiosa fontana que representa a Neptuno, el dios del mar, junto a sus inseparables caballos. El nombre de trevi, se le dio porque en ese punto confluían tres vías y está siempre abarrotada de gente, tanto de día como de noche. La tradición manda tirar una moneda al menos a la fuente para volver a Roma. Debes ponerte de espaldas y lanzar la moneda con la mano derecha sobre el hombro izquierdo, cruzando el corazón. Si en vez de una tiras dos, se dice que encontrarás el amor en Roma, y si son tres, te casarás con esa persona que conociste.


Saliendo de nuevo a la via Corso, en sentido opuesto a la fontana, callejeando un poco nos encontramos con el impresionante Panteón de Agripa. La piazza de la rotonda en la que se alberga, estaba llena de gente, esa tarde ya no pudimos entrar a visitarlo, pero nos quedamos un buen rato sentados en las escaleras que hay en frente, embobados, contemplando la estructura, observando a la gente, los locales... no nos lo podíamos creer, estábamos en Roma!!


De ahí a la piazza Navona hay muy pocos metros y es increíblemente bonita, sobre todo de noche, con sus fuentes iluminadas y las terrazas de los restaurantes con sus estufas de fuego. Las tres fuentes son su atractivo principal, aunque también está la Iglesia de Santa Agnes y el Palazzo de Pamphili. La primera fuente, la de la parte norte de la piazza, es la fuente de Neptuno, la del sur es la fontana del moro y la fuente central es la fontana dei Quattro fiumi, de Bernini, representanod a los cuatro grandes ríos de la época: El Nilo, el Ganges, el Danubio y el río de La Plata.

Bajamos hacia el campo dei fiori, donde nos dijeron que se cenaba muy bien y barato. Atravesamos unas callecitas muy atractivas, con un montón de restaurantes y locales de pizza al taglio (al corte). El campo dei fiori, durante el día es un gran mercado, pero de noche se convierte en una zona de mucho ambiente, con mucha vida, ideal para cenar en alguna de sus terrazas. Nosotros nos decidimos por un restaurante llamado Sloopy Sam´s, que disponía de menús turísticos compuestos de entrante,plato de pasta o pizza y bebida por 15€. La comida estaba riquísima!!! El entrante era una tosta de pan con tomate y basílico al que llaman Bruschetta, y de segundo pedimos pizza. En la terraza cubierta, con las antorchas de fuego, con velas en la mesa, y esa cena tan rica... no podían ir mejor las cosas!!!

De vuelta al hotel, llegamos al Largo di torre Argentina, donde se encuentra el Área Sacra, los restos de un templo romano, en que aún se aprecian algunas columnas y escaleras. Se la conoce también como la ciudad de los gatos.


En seguida estábamos en la piazza Venezia, desde donde se pueden sacar unas fotos increíbles del monumento de Vittorio Emanuele, el edificio también conocido por la máquina de escribir. Para llegar a la calle del hotel ya solo teníamos que atravesar el paseo que hay sobre el foro romano, completamente iluminado de noche, un auténtico espectáculo. Así era imposible llegar al hotel, solo teníamos ganas de ver más y más cosas! Cruzamos la calle junto a la columna de Traiano y nos adentramos hasta el paseo más cercano a las ruinas del mercado de Traiano y el foro de Augusto.


Al final de estas ruinas ya estaba la via Cavour, por la que teníamos que subir, pero aún no estábamos cansados y decidimos seguir recto un rato más hasta llegar al Coliseo.

Hicimos más o menos la misma ruta durante las cuatro noches que pasamos en la ciudad, nos podía el cansancio y el dolor de pies, pero ya habría tiempo de descansar al volver a casa

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